jueves, 4 de agosto de 2011

Música en el marco socio histórico (Introducción-parte I)


Las diversas manifestaciones humanas, desde la política y la economía, hasta las artes y la psicología, tienen un sentido y forman parte de un proceso global. El sentido histórico en la dialéctica de estas manifestaciones, modelan lo que entendemos por cultura y dan rumbo y sentido a las sociedades. La música responde a este proyecto. Para comprender la evolución musical, su forma y causas de manifestación, hay que comprender el contexto de dónde surgen y las motivaciones socioculturales que le dan forma, vida y sentido. Las raíces de la música occidental debemos buscarlas en el ritual y sus manifestaciones en la danza y el canto. En este sentido la música mantiene viva los estrechos lazos con la cotidianidad y el mundo real concreto de una manera representacional, es por esto que permite un análisis extra musical. El análisis de los registros musicales da luz a los movimientos culturales y sociales de su época. La música, como expresión humana de importancia, es indesligable del contexto de donde surge.

Roberto Miró Quesada, en su ensayo Música y sociedad, analiza la estructura musical de las obras de Beethoven, Wagner, Stravinsky y Schöenberg, con los acontecimientos sociales de la época y contexto de cada uno como marco mediador para la creación de la estructura de sus piezas más emblemáticas. Beethoven, testigo de la revolución francesa y el posterior impulso renovador de la burguesía de la época, superó la etapa clásica de la música y llevó el movimiento hacia el romanticismo, probablemente el mayor acontecimiento histórico de la música occidental. La revolución francesa devolvió a la burguesía los derechos de los que carecían y la clase social alta poseía; Beethoven creó la música popular en respuesta a esta acción afirmativa. Por otra parte, la invención del cromatismo[1] de Wagner es la muestra, en escala reducida, de los macro cambios socio-económicos de su época. La manera en que la tenue sonoridad vertical de la orquesta Wagneriana alcanza hacia arriba y hacia abajo los tonos, destruye la antigua forma de la sonata y de la tonalidad sobre la que fue construida. Esto puede interpretarse como las contradicciones de la época, y la dialéctica, en el marco histórico, del progreso y el regreso como términos. La fuerza de los cambios tonales en las piezas Wagnerianas sólo puede ser entendida si sabemos que el atraso socio económico en la Alemania de Wagner fue producto del fracaso del sistema parlamentario y desembocó en el autoritarismo; este último fue capaz de desarrollar la industria de manera más efectiva que los regímenes parlamentarios, con lo que la separación inicial produjo un salto dialéctico que llevó a Alemania a aventajar a sus más grandes rivales hacia fines del siglo XIX.

Wagner destruía simbólicamente la sonata Beethoviana, mientras el enfrentamiento de regimenes parlamentarios contra regimenes autoritarios destruían la aparente calma social alcanzada. Inicia la época de las innovaciones, a niveles macro los países europeos compiten por la superioridad económica y militar, dentro de las ciudades los individuos buscan la innovación que está a su alcance y en la música esto está representado por Schöenberg y Stravinsky. Las evoluciones técnicas de Schöenberg pueden ser leídas de dos maneras: como parte del proceso de evolución musical y como representación de un fenómeno moderno particular: el intento de pensar de manera distinta a través de innovaciones formales que conducen hacia un futuro histórico. Por otra parte Stravinsky trabaja la innovación desde el otro extremo, el ballet –la forma musical privilegiada por stravinsky- no centra la atención en la innovación de la música como fin en si mismo, sino que en su mayoría dramatizan el sacrificio del individuo (como fin en si mismo) a una colectividad humana. Las melodías rusas producidas, que privilegian los finales dramatizados y grandiosos, lleva al oyente al emocionalismo de las masas. Inicia el siglo XX y los movimientos sociales que desembocan en las dos primeras guerras mundiales están movidos por la pasión, al mismo tiempo la música popular sufre un cambio dramático, apoyada sobre la invención de los medios de comunicación masivos.

Los medios de comunicación masivos como fenómeno evolutivo tecnológico impactaron sobre la creación y composición musical. Se superó el romanticismo y la innovación en la música, en el ámbito social se buscaban la simplicidad y eficacia, la música por su parte respondió a esta exigencia social abandonando la orquesta que fue reemplazada por instrumentos musicales simples y eficientes, al mismo tiempo que los movimientos o piezas fueron reemplazados por canciones de breve duración; se inicia el consumismo y la música sufre una transformación del ámbito de arte complejo a expresión popular, se convierte en una emoción inmediata ofrecida como producto en los medios de comunicación masivos. A la melodía instrumental se le agregó la voz como instrumento musical privilegiado. La primera mitad del siglo XX escribió un discurso político y un rumbo futuro histórico, sobre la base de la tensión capitalista frente al comunismo. La música, con la voz como instrumento privilegiado, expresaba su propio discurso, la voz del colectivo humano se representó en canciones populares en dónde el individuo podía identificarse. Por otro lado, el sincretismo cultural y la popularización de guetos expresó en la música la diferenciación racial y la asimilación cultural en el Blues, el R&B y el Jazz, entre otros. Estas expresiones musicales comparten como característica la libertad en la interpretación y composición, la construcción musical ecléctica las diferenciaban de las rígidas estructuras musicales anteriores, la música expresaba el descontento social al mismo tiempo que sugería una insurrección al apartamiento social. En todo el mundo el fracaso del nazismo y las formas de totalitarismo y la consecuente apertura a la tolerancia frente a los grupos humanos marginados tuvo su eco musical: los ritmos y expresiones de los guetos fueron fusionados con las rígidas estructuras musicales que habían dominado hasta ese momento. El Rock and Roll nace de esta fusión en respuesta al cambio mundial vivido, en el marco de la tensión entre capitalismo y comunismo la juventud quiere expresarse e incursiona en la música con un sonido nuevo, representante de las nuevas ideas.

Al respecto Margaret Mead, en Cultura y Compromiso: Estudio sobre la ruptura generacional, menciona que en las sociedades postfigurativas se experimentan cambios tan lentos que la tercera generación no puede imaginar, en sus nietos, un destino distinto del de ellos. Las personas mayores no pueden visualizar cambios, por lo que transmiten a los descendientes la idea de una continuidad inmutable en la que se forja un fuerte sentido de identidad y destino. A inicios de la segunda mitad del siglo XX la juventud rompe de manera violenta sistemas sociales impuestos por los mayores, las nuevas ideas son introducidas y la bandera de expresión artística de la nueva generación es el Rock And Roll, la sociedad se convierte en postfigurativa. La tensión de la guerra fría y la guerra estadounidense contra el comunismo, graficado enteramente en el conflicto de Vietnam, son motivaciones primarias para la composición musical. Todos los cambios sociales son acompañados por la composición de melodías y letras de “poetas urbanos”, el individuo vuelve a ser un fin en si mismo y la música busca lo mismo. Surge el Folk en Estados Unidos con Bob Dylan como su mayor representante, en Latinoamérica Silvio Rodríguez y la ola de trovadores cubanos. La dialéctica política entre el capitalismo y el comunismo se ve impresa en las canciones de la trova y el Folk, estas se convierten en una música ideológica e intelectual. Se retorna a la composición musical compleja anterior a la revolución de Beethoven, pero la complejidad ya no está en la estructura de la composición melódica, sino en el contenido del discurso hablado. Así mismo, en las canciones del folk y la trova se da mayor importancia a la voz y contenido del mensaje que a la melodía musical, la cual pasa a ser un acompañamiento. Esto puede interpretarse como el símbolo de la importancia de la voz del individuo y su opinión por sobre su contexto. Los temas sociales son ahora directamente abordados, la música recoge de su contexto las problemáticas sociales y trata los temas abiertamente.

Al mismo tiempo que se da la expresión “culta” de la música en el Folk y la trova, se abre paso la música popular para grandes masas consumidoras, en su mayoría jóvenes. Las guitarras fuertes, que opacan la voz, y los estribillos repetitivos, con mensajes sencillos, parecen representar el silencio que el contexto social quiere imponer a la voz del individuo. En la música popular no se piensa, la música y el individuo no son un fin en si mismo, el baile y la música pensada como fondo que acompaña, y no para ser escuchada, son el fin. En la música popular se retorna a Stravinsky, que no centra la atención en la música como fin en si mismo, sino que dramatiza el sacrificio del individuo (como fin en si mismo) a una colectividad humana. Las melodías populares, como las rusas producidas por Stravinsky, privilegian los finales dramatizados y grandiosos, lleva al oyente al emocionalismo de las masas. Existe una contraposición entre la música “culta” y la popular, comparables a los sistemas de gobierno y políticas que en el mundo predominan: por un lado la sociedad del consumo e inmediatismo, en donde los bienes dan sentido al individuo, por el otro la complejidad de la utopía de la igualdad del capital, en donde el valor del individuo está en si mismo y no en las posesiones materiales.

Para que el equilibrio sea reimpuesto en las sociedades postfigurativas se debe tomar en cuenta la reaparición generacional del desafío edípico a la autoridad masculina, en estas sociedades se les permite un tiempo de rebeldía a los jóvenes, luego de lo cual la continuidad inmutable es reestablecida por ellos mismo. Los años ochenta y noventa representan para la sociedad y el proceso de evolución musical el reestablecimiento a la continuidad inmutable. El capitalismo “gana” y la música, más que nunca, se convierte en un producto en venta. Tanto en la sociedad como en la música predomina lo prefabricado, las tiendas de comida rápida y las computadoras se vuelven parte de la cultura, en tanto que los grupos musicales pensados y creados como un negocio rentable proliferan. El siglo XXI se inaugura con un fuerte movimiento musical llamado “Rock de garaje”, bandas como Strokes, Libertines o Hives simplifican al máximo el sonido, componiendo melodías para no más de tres instrumentos, y el mensaje social retorna a las líricas. Bandas como Radiohead representan la nueva “revolución social” y el aparente retorno a una sociedad postfigurativa. Actitudes que desafían las exigencias sociales y económicas, como la distribución de su música de manera gratuita a través del Internet, son provocaciones al orden preestablecido.

Desde Beethoven hasta el rock de garage y Radiohead, la historia de la música parece seguir un patrón circular repetitivo de revolución, discurso y reestablecimiento del orden. Que parece seguir los movimientos históricos bajo la interpretación Hegeliana de la misma, una progresión en la que cada movimiento sucesivo surge como solución de las contradicciones inherentes al movimiento anterior. De cualquier forma, para comprender la evolución musical, su forma y causas de manifestación, hay que comprender el contexto de dónde surgen y las motivaciones socioculturales que le dan forma, vida y sentido.


Referencias:

· Hargreaves, David J. (1997). The social psychology of music. Oxford University Press.

· Mead, M. (1970). Cultura y compromiso. Estudio sobre la ruptura generacional. Buenos Aires: Granica, 1971.

· Miró Quesada, Roberto. (1989) Música y sociedad. Ensayo.

· White, Avron Levine. (1987) Lost in music. Culture, style, and the musical event. London New York : Routledge and Kegan Paul.

Consultas en red:

· Agudelo, Graciela. La música: un factor de evolución social y humana. Consultado en: http://www.iieh.org/Educacion/articulos_educacion01.php

· Classical Net. http://www.classical.net/


[1] La escala cromática es la escala que contiene los doce semitonos de la escala temperada occidental. Todas las otras escalas en la música occidental tradicional son subconjuntos de esta escala. Wagner implementó una escala particular, llamada escala Wagneriana. (http://www.classical.net/)

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