domingo, 18 de agosto de 2013

Generación de mierda (breve recuento y homenaje de la obra de Jorge González)





A generación de mierda.

      La BBC de Londres ha dedicado al cantautor peruano Pedro Suarez Vértiz un artículo titulado “El rockero peruano que dejó de articular palabras[1], la importancia del artículo es directamente proporcional a la contribución a nivel mundial de Pedro al Blues o la literatura. No obstante el primer párrafo de dicho artículo me recordó  la visión, no sólo latinoamericana, sino internacional de la (muy pobre) escena rockera de nuestras tierras. Este señala:  “En 1986, en plena explosión del rock en español en América Latina, detonado desde Argentina por Charly García y Soda Stereo, surgió en Lima el grupo Arena Hash, que hizo historia para ese género musical en Perú.”

En 1982 un adolescente chileno, que a la sazón acababa de cumplir 17 años, Jorge González, estaba componiendo canciones cuyos temas líricos no sólo atacaban, en pleno apogeo, a la dictadura militar de Pinochet, y con esto el paradigma de derecha (Latinoamérica es un pueblo al sur de EEUU, Mentalidad televisiva), sino que se adelantaba a la crisis propia y centrada de su época para atacar los paradigmas de izquierda (Nunca quedas mal con nadie, No necesitamos banderas). Como si no bastase que un chico de 17 años tenga la visión suficiente para renegar y no embelesarse con el discurso de izquierda, que en aquel tiempo, aunque de forma secreta, se elevaba como la panacea a los males del país –y el mundo-,  González elevaría su voz para cantarle por igual al amor (Paramar) o hacer una ácida crítica –que interpreta y critica -no idealizo o exagero- al mejor estilo de la doctrina psicoanalítica- el uso de la sexualidad en el mercado y la insaciable compulsión humana en su búsqueda, y su eterna insatisfacción (Sexo).  Otras canciones como Brigada de negro o La voz de los ochenta, criticarían y alimentarían a su generación, elevando la metáfora rockera a arquetipos universales, que, en plena actualidad, han sobrevivido el paso del tiempo para mantenerse con la misma identidad y frescura que hace más de 30 años. Musicalmente hablando se alejaría de la balada fácil, artilugio que en Argentina los artistas populares dilataban hasta el infinito, agotando un exhausto sentimiento anglosajón concebido para vender discos y embelesar adolescentes, detrás del cual no podemos encontrar el menor resquicio de identidad u honestidad.  González, muy influido por una banda de protesta inglesa, The Clash, jugaría y fusionaría, dándole una identidad propia, el Punk, con el rockabilly con el Ska y el Reggae[2], añadiendo posteriormente sonidos electrónicos y góticos. Todo esto en medio de una de las más represivas dictaduras latinoamericanas. Alejarse del paradigma de Los Beatles, que era explotado en nuestras tierras en esas fechas, particularmente en Argentina, era un primer gran paso; criticar virtualmente toda postura política –acercándose sin candidez a una seria postura anarquista- analizar y criticar su sociedad, y llegar a construir verdaderos monumentos a las eternas cuestiones humanas (el amor, el deseo, la ilusión de progreso) acercaba a González a una especie de mezcla entre William Shakespeare y Holden Caulfield latinoamericano. La tragedia para González es vivida desde una esquina del mundo olvidada, como él bien sabia, y donde la sangre joven, con la cual él se ilusionó en un primer momento (La voz de los ochenta),  no es la víctima de los problemas, ella era –y es- el problema.

En 1984 saldría la primera placa de González, acreditada a Los Prisioneros, agrupación que no  era sino un vehículo para que Gonzales, el motor, corazón y cerebro del proyecto, pudiera alzar a la palestra su intensa y sobria visión del mundo. Siempre he tenido la impresión que González, sabiendo lo que tenía entre manos, abrigó la esperanza de una revolución contracultural, una especie de Mayo del 68´latinoamericano, ver arder a los hombres viejos y ponerse a la obra los jóvenes (la imagen es de Manuel González Prada). Cual no sería su desilusión al ver postrada a su generación, y ver en el reflejo de sus ojos a mansos corderos y vacas engrasadas para el matadero cultural. A la primera placa le seguirían dos más con un sonido más electrónico (Pateando piedras, 1986; La cultura de la basura, 1987) donde la crítica social –y crítica hacia sí mismo (We are sudamerican rockers, De la cultura de la basura)- seguía siendo el pie guía, y una última placa con un integrante menos de Los Prisioneros (Corazones, 1990) donde González demostraba su lado más íntimo y personal, y donde expuso probablemente una de las melodías más reconocibles, duraderas y sobre todo sensibles, de la (muy pobre) escena pop rock latina, Tren al sur.

Sólo la escena underground de Chile conocía a Los Prisioneros, tras su primera placa la dictadura pinochetista prohibió la venta de sus posteriores discos en su país. En Argentina Charly García escondía lo que –sólo él- consideraba una crítica ácida a la dictadura (Los Dinosaurios) para que pudiera pasar la censura y ser programado en radio, y con eso seguir una vida del jet set (Soda Stereo). González llenaba la plaza de Acho en Perú y los sótanos de Santiago, enfrentado de cara a un pueblo que, aunque lo seguían, no lo entendían; las palabras de González debe haberles sonado a un rumor extraño, tan lejos de ellos como pueden estar las obras críticas de Bernard Shaw o la desobediencia civil que propugnaba Henry David Thoreau. La popularidad y “homenajes” que le han seguido a la agrupación desde su disolución han seguido la misma ruta: absorbieron un mensaje honesto y lo mercadearon; si no desapareces, el sistema te integra. Merece, siempre ha merecido, un homenaje a la altura de su pasión.

EMI recopilaría un “grandes éxitos” (1991) de Los Prisioneros que se convertiría en la plataforma para su masificación. Convenientemente, y con la venia de la agrupación, EMI descartó las canciones más ácidas de González, haciéndolos pasar por unos jóvenes confundidos que gustaban del rockabilly y el ska. González sería acusado por sus seguidores más fieles de vendido, y razón no les faltaba, aunque esto de ninguna manera mengüe la importancia de sus logros anteriores. EMI, totalmente conforme con este nuevo González de apertura a las masas y tierna sensibilidad baladista, firmaría un millonario contrato. En 1993 González sacaría su primer disco solista, que llevaba su nombre, pensado y destinado a convertirse en lo que fue: un éxito de ventas. Según dicen –quizás romantizando la situación- González no toleró las críticas, pero sobre todo no toleró la persona en quien se había convertido, lo que desencadenó sus graves problemas con la cocaína y pastillas para dormir.  En 1994 González se metería a un estudio alemán y compondría lo que fácilmente puede ser considerado el disco más interesante de la (muy pobre) escena rock pop latina de todos los tiempos, El futuro se fue. El disco era un reto directo a su disquera, quienes virtualmente habían privatizado el talento de González. Si su primer disco homónimo fue un gran éxito de ventas, guiado por sus baladas tiernas e introspección superficial, había sido, musical y artísticamente hablando, un fracaso completo. El futuro se fue, previsiblemente, fue un rotundo despropósito y fracaso de ventas, pero un gran éxito artístico, que es, entendemos algunos, pero no entiende ni le interesa a EMI o a las estaciones de radio, el que lleva en sí intrínsecamente un verdadero valor. González expuso y exorcizó demonios en canciones como “Culpa”, “El futuro se fue”, “Quien canta su mal espanta”, “Nacer” y “Poder”, donde por momentos la resquebrajada confusión mental de González asemeja a las ingenuas, fracturadas y honestas composiciones de Syd Barrett (1970) o Alexander Spence (OAR, 1969). A las fusiones que ya había explorado como líder de Los Prisioneros, agregó guitarras de Víctor Jara, progresiones de Los Jaivas, percusión autóctona, sonidos Avant garde, Jazz, electrónica y slides desconectados y fragmentados al mejor estilo de Captain Beefheart. La existencia de este disco en un medio tan estéril como América Latina, es la confirmación de que González estaba y siempre estuvo muy lejos de sus pares latinos. EMI sintió el disco como una afrenta y puso fin al contrato.

En 1996 González compondría “Cumbia Triste”, una fusión de cumbia con música electrónica, pero sobre todo una de las más sensibles y honestas cumbias jamás compuestas. La añadió como parte de un disco de covers de cumbias que, más allá de la composición original, no tiene mayor mérito (Gonzalo Martínez y sus Congas Pensantes, 1997). González, con su intensa curiosidad artística había, una vez más, cambiado de dirección musical. González, quizás sin saberlo o sin reconocer su verdadero alcance, también había cambiado la dirección musical de Sudamérica, acababa de gestar la cumbia electrónica, que llevaba al extremo los sintetizadores que se usaban en la cumbia mexicana, hasta fusionarlos. Su gestación pronto se convertiría en un fenómeno de masas, y durante más de diez años la cumbia electrónica, influenciada directa o indirectamente por González,  abarcaría sendos espacios televisivos y radiales en Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y otros países. Su creación no pasaría desapercibida (pero nunca señalada) por populares rockeros latinos, Andrés Calamaro exploraría la misma senda en canciones como Tuyo Siempre. Los ecos de esa fusión vislumbrada por González aun se escuchan en países como Perú, donde bandas como Bareto han hecho una (muy pobre) carrera de covers adaptando y mezclando la electrónica con la cumbia del oriente del Perú (Cumbia, 2008).

González lanzaría un disco más solista (Mi destino: confesiones de una estrella de Rock, 1999) donde destaca las llanuras de sonido intentando imitar al descampado de sonido de bandas progresivas inglesas, sin conseguirlo y sin mérito alguno. Reformaría Los Prisioneros para sacar dos discos de poco o nulo valor artístico, de dónde puede rescatarse la canción San Miguel que evoca algo de la honestidad de antaño (Los Prisioneros, 2003; Manzana, 2004), y un disco de covers (En las raras tocatas nuevas de la Rock & pop, 2003). En el 2013 lanzó Libro, un disco pop sensible donde González sigue intentando perdonarse a sí mismo y aceptarse, sin que él, o nadie más, realmente lo encuentren.  

González actualmente es la sombra de lo que fue hace más de 20 años, pero la cima artística que consiguió sigue intacta sin vislumbrarse un sucesor. Musicalmente hablando estuvo muy por delante de sus colegas latinos, aunque evidentemente no dejara una huella perdurable a nivel mundial; líricamente hablando no obstante, creo poder decir con seguridad que no existe, en lengua sajona o en español, un compositor rock pop que haya sabido señalar con más fuerza y a la vez sensibilidad, la expresión recogida de un continente entero. Aun la más ácida música de protesta norteamericana, en todo su catálogo folk y rock (y creo haber escuchado gran parte del catálogo, latino y norteamericano de folk y rock, desde los compositores más oscuros hasta los más populares) no ha sabido dar una voz tan firme, irónica e inteligente. Si Jorge González hubiera nacido o hecho carrera en Inglaterra o Estados Unidos, sus líricas serian un serio contrincante a voces poéticas mundialmente reconocidas como Leonard Cohen o Bob Dylan. González sería el poeta maldito (probablemente Arthur Rimbaud, que le cantaba a la menstruación de las niñas en su primera comunión) frente a aquellos, que son el Walt Whitman de su generación. El hecho que sobre él recayera la maldición de la fama, convirtió su verdadero arte en un lugar común que pasa desapercibida o es ojeada y descartada por músicos y letristas de “música seria”. Estuvo condenado entre las grandes masas, que nunca lo entendieron verdaderamente, y el “rock de elite” que nunca lo aceptó (y tampoco lo entendió). Habiendo nacido y desarrollado su arte en Latinoamérica, González siempre estuvo condenado al lugar que ocupa: una curiosidad poco afortunada de una época ya ida, un subproducto de mercado que, en realidad, ya no hace dinero ni es productivo o rentable. Si existe alguien tal como señala el antiguo cliché de “incomprendido”, ese rótulo le pertenece, indiscutiblemente, a Jorge González.  

González compuso en los ochenta una canción llamada “Generación de mierda” que da nombre a este breve homenaje. Cuando la BBC de Londres honra la obra –independientemente de su lamentable condición- de alguien como Pedro Suarez Vértiz, y en el mismo párrafo menciona  a Charly García y a Soda Stereo como “detonadores de la explosión del rock en América latina”, cuando tomamos en cuenta que hace pocos meses González dio un concierto en una discoteca populosa peruana (evento que pasó desapercibido sin pena ni gloria) y el día de hoy una banda Argentina que no ha hecho sino actualizar el ska y el vallenato filtrados en un muro de sonido al mejor estilo de Phil Spector, alborota y pone a bailar a toda mi generación y llena el estadio nacional para apretarse entre ellos frente al “artista”; entonces yo también quiero señalar, con la cabeza fría y habiéndolo meditado mucho, que mi generación también es –acaso todas- una Generación de mierda.

Aléxandros Demos Agosto 2013




[2] Añado, ya como pie de página al lado de lo que representa La voz de los ochenta, que No necesitamos banderas fue el primer reggae grabado en Sudamérica; en Argentina la banda Sumo había compuesto reggae (liderados por un italiano que traía nuevos sonidos), pero sólo las había tocado en presentaciones en vivo; Los Abuelos de la nada compusieron Sin Gamulán (1982) y Chalaman (1983) intentando componer reggae, pero recayendo en un (ingenuo) ska caribeño. La búsqueda y exploración de nuevos sonidos fue una constante de González.


viernes, 21 de diciembre de 2012

Reflexiones sobre el fin del mundo y la música de Ricardo Arjona: Una defensa del cantautor guatemalteco y una lectura parcial de nuestra generación




Desde hace algún tiempo se ha convertido en cosa común encontrarse con críticas jocosas sobre el cantautor guatemalteco Ricardo Arjona. Estas críticas se han vuelto mayoritarias ad portas de la anunciada y errada concepción acerca de una posible destrucción del planeta tierra (en contraposición al “fin del mundo”, el cual cada uno de nosotros viviremos indefectiblemente, pero esto es materia de otro post y en otro espacio). Ciertamente varios de los memes sobre Ricardo Arjona resultan cómicos, y el hecho accidental que la civilización Maya se haya asentado en el mismo espacio geográfico donde siglos después naciera Arjona, invita a relacionar la supuesta predicción con su música, en un momento en que las burlas hacia sus composiciones ya habían cobrado fuerza independientemente de la predicción citada. El título de este post podría erradamente invitar a pensar que yo disfruto de su música; nada más errado. Considero que Arjona, como compositor, es tan malo como cualquier otro compositor latinoamericano o anglosajón cuyas aspiraciones musicales son tan duraderas como una democracia latinoamericana y profunda como un charco de agua estancada. Sin embargo la manifestación cultural anti-Arjona invita a una reflexión.

El origen

Conozco muchas personas que han hecho suyo el discurso anti-Arjona, lo que cabe preguntarse es ¿por qué Ricardo Arjona ha sido elegido como la víctima de tal discurso?, ¿es que no existen otras manifestaciones musicales que sean igual de desastrosas? El reggaetón y otras “piezas trascendentales” de música popular han sido también víctimas de burla, sin embargo en honor a la verdad no podemos comparar las benignas melodías “Arjónicas” y su poesía “Nerudiana”, con  las agresivas paráfrasis reggaetoneras y su discurso donde exhiben una magnífica prosa de película triple X. Pero aun así me atrevería a señalar que muchos están más dispuestos –o predispuestos- a reconocer algo divertido y jocoso en el reggaetón antes que aceptar siquiera una cualidad positiva en la música de Ricardo Arjona. Quizás este ensañamiento contra el cantautor guatemalteco se deba a sus pretensiones. En la canción Quién diría dice ser “un trovador”, y en otra ocasión tuvo un intercambio de palabras acerca de los méritos musicales respectivos con Fito Paez[1]. Otra posible explicación puede ser lo que los griegos llamaban el Ethos; el Ethos de Arjona dista de ser sensible y reflexivo, se acerca más a la de un busca pleitos de bar o un galán de telenovela mexicana. Aparentemente el público está dispuesto a aceptar con mayor apertura al “poeta desgraciado”, a Sabina, quién es un hombre viejo y golpeado por la vida, o más bien golpeado por el alcohol; a Charly García quien es un flaco inofensivo y golpeado por la vida, o por las drogas; a Silvio Rodríguez, quien es un dinosaurio idealista, con look de intelectual revolucionario, y por ende inofensivo. Esto podría estar relacionado a lo que los norteamericanos llaman el “fenómeno del underdog”. Sylvester Stallone ganó el Oscar con su primera entrega de Rocky (1976), en donde encarnó a un hombre fuerte y de buen corazón, pero a todas luces con serias taras cognitivas. El público está dispuesto a aceptar con mayor facilidad a quien triunfa en la vida recibiendo golpes en la quijada, podría ser la moraleja, pues todos tenemos debilidades y nos sentimos, de una u otra manera, golpeados por la vida; es difícil identificarse con un hombre de buena presencia y éxito, no activa la sensibilidad en el público masculino, sino la competitividad, y en el público femenino podría despertar deseo. Otros han señalado que el cantautor guatemalteco, de plano, plagia[2], sin embargo esto no es exclusivo de Arjona; Joaquín Sabina, Hernaldo Zuñiga, Silvio Rodríguez o Joan Manuel Serrat han plagiado ampliamente de poetas españoles del siglo XIX, de Rubén Darío y de la generación del 27. Que señalen el plagio de Arjona y no lo encuentren en esos otros autores es parte del fenómeno, y muestra que el entendimiento popular no puede ver más allá de su propia generación; todo lo que se encuentre en otro tiempo, en otro siglo, es desconocido para ellos. Si algo, podríamos “alabar” que Arjona se nutra de sus contemporáneos, mientras que estos busquen reflejar una filosofía romántica y modernista, propia de otro siglo. Extrañamente Sabina, Rodríguez y otros han mencionado también como inspiración al vate César Vallejo, pero si ellos hubieran interiorizado a Vallejo, su música hubiera impulsado una revolución vanguardista, llevándola a un nivel de arte propiamente dicho, y su poesía no estaría dirigida a masas de jóvenes sensibles pero, como Rocky, con taras cognitivas; no hablarían del amor romántico, sino de la pérdida de la ingenuidad e inocencia en un mundo desolador, de la muerte del amor romántico, de la desesperación y confusión de la existencia. Predeciblemente serían poco menos que poco populares, pero ciertamente con valor artístico (valor que ni ellos, ni Arjona, tienen). Frente a esto Arjona está “tan sólo un escalón peor”, es anacrónico pues plagia de los anacrónicos, el plagio de un plagio si quieren. En cualquier caso estas son especulaciones, y ninguna puede explicar de forma efectiva el “fenómeno anti-Arjona”.

El fin del mundo, Arjona, y la alienación

Si bien difícilmente encontraremos una respuesta única para explicar el origen de este rechazo, si podemos diseccionar algo de lo que esconde este fenómeno. Hasta el día de hoy no me he encontrado a un crítico de la música de Arjona que, a su vez, no esté dispuesto a alabar la música popular de Héctor Lavoe, Charly García, Calle 13 o los Beatles, por mencionar algunos al azar; por lo menos a alguno de ellos, y en muchos casos a todos ellos, o semejantes. Si nos quedamos con estos ejemplos resulta algo interesante, a nivel social tanto Lavoe, como García, calle 13 y los Beatles, se encuentran distantes, geográfica y culturalmente. Incluso el éxito a nivel nacional de bandas como Bareto está anclado a un suvenir foráneo: Lima y su clase media empezó a consumir la riqueza de la Amazonía, un país distante que, les hicieron creer, se encuentra bajo el régimen de un mismo estandarte nacional. Si interpretamos la identificación social, encontramos la tendencia de la juventud de clase media limeña a una identificación alienada. Hector Lavoe representa lo más profundo de la cultura popular criolla e incluso del hampa; Charly García es el máximo exponente de alienación latinoamericana: Rock, expresión de música norteamericana popular, y rebeldía frente a un status quo consumista (para rebelarse al status quo consumista, antes tiene que aceptarse el status quo), Calle 13 está incluido en esta lectura, pero añade ritmos reggaetoneros; los Beatles son la máxima expresión de capitalismo y conformismo, distante de nuestra generación en tiempo y espacio. Sin embargo se han vuelto sumamente populares las fiestas de salsa (y consecuente admiración por Lavoe) en antros burranquinos, y la idolatría por García y los Beatles es cosa generalizada en las universidades y demás conglomerados de jóvenes clase medieros. Calle 13 les da la oportunidad de “bailar reggaetón con conciencia social”, una deshonesta y desnutrida conciencia social. Curiosamente la edulcorada música de Ricardo Arjona está mucho más cercana a la realidad de nuestra clase media limeña, que la de cualquiera de esos exponentes de música popular. Nuestros jóvenes de clase media no viven ni han vivido la cultura criolla y del hampa –cuanto mucho somos víctimas de ella-, no se han rebelado frente a nada, y si lo han hecho, no saben contra qué, y mucho menos han vivido la época hippie o han entendido que la verdadera significación de “la beatlemania” es una cálida aceptación del sistema. Los “dramas” románticos de nuestra clase media[3], se ven mejor expresados en las líricas del guatemalteco, pero como la historia del hombre que se negaba a ver su propio reflejo en el espejo, se niega la identificación y reflejo en quien bien podría apadrinar a nuestra generación por entero.

El mérito y la interpretación

Estrictamente hablando ni Lavoe, Garcia, calle 13 o los Beatles (o muchos más que son populares en el ámbito de la clase media) tienen mayor mérito musical que Ricardo Arjona. Todos ellos están o estuvieron adscritos a las tendencias populares y expurgaron de “su arte” cualquier atisbo de verdadera creación artística, esto es, originalidad, voz propia y trascendencia. En cuanto a líricas se refiere podríamos hacer un concurso internacional para dilucidar si las letras de Arjona son peores o mejores que líneas como “por favor no hagas promesas sobre el bidet” (García), “chipi chipi chipi bon bon chipi chipi bon bon” (Garcia) o la trascendental “She love you yeah yeah yeah” (Beatles) y no continuo con los otros ya. El rechazo al guatemalteco no puede hacerse sobre la base de méritos artísticos. Quienes consumen a esos otros que admiran, evidentemente no entienden de mérito artístico. Lo que esconde este fenómeno es un profundo rechazo a identificarse con una parte de sí mismos. Lacan hablaba de la expulsión de “lo que le corresponde a lo masculino” durante el parto, Deleuze identificó esta identificación con “lo distinto” con un deseo, es decir convirtió en fuerza positiva lo que es por naturaleza de fuerza negativa; la “expulsión” se hace de manera inconsciente, la joven que danza al ritmo de Lavoe y repudia a Arjona, no sabe que lo hace a causa de mecanismos que no conoce ni cuál es su significado en la economía de la psique. Lo que está rechazando es una parte de sí misma, que realmente es de sí misma, no requiere de una fuerza positiva (hacia adelante) para rechazar lo que conscientemente podría identificar como no idéntica a ella (el bebé), o de una proyección a la base de un deseo. Lacan y Deleuze se equivocaron, pero tampoco cuento por el momento con una mejor explicación. Si especulo sin embargo, que la joven de mi ejemplo no quiere aceptar que ella se sentiría más cómoda siendo la musa de canciones como “Desnuda” o “Quién diría” de Arjona; quiere negar su propia sensiblería y superficialidad, pero ante la escases de recursos para recostarse en otros ámbitos, su inadecuación toma asiento en bolsones alienados, donde la misma sensiblería y superficialidad es excusada por la lejanía, en tiempo y espacio, consigo misma.

Hasta este punto paramos, lo que se sigue es una interpretación que escapa de este espacio. Podemos redondear sin embargo ciertas ideas; en primer lugar no hay una explicación coherente y efectiva para el rechazo, aunque podemos hacer algunas interpretaciones. En segundo lugar sabemos, aunque no hasta qué punto, que a la base de este y otros fenómenos similares se encuentra una inconmensurable fuerza alienante, que se extiende en tiempo y espacio. Probablemente esta misma fuerza se vea involucrada en fenómenos individuales, como la identificación con el grupo de referencia. Finalmente, si no fuera popular burlarse de Ricardo Arjona, o escuchar a los Beatles en el Sargento Pimienta, difícilmente individuos particulares de nuestra clase media limeña tendrían la misma opinión. Necesariamente tiene que ser un fenómeno social compartido.

Esto último nos deja con una triste conclusión: cada vez más, o quizás desde siempre, el individuo se va perdiendo en la masa, y el pensamiento individual, la crítica y posturas divergentes, se estandarizan en beneficio de la economía mental. Como diría Arjona, “El problema no es que lo critiquen, el problema es que no critiquen a los otros.”

Si me preguntan, este bien puede ser el fin del mundo, o por lo menos la decadencia de una cultura.



[2] http://www.thewildchildren.com/5-razones-por-las-cuales-ricardo-arjona-vale-verga/ (razón quinta: “RICARDO ARJONA HA HECHO PLAGIO DE CANCIONES DE JOAQUIN SABINA Y DE HERNALDO ZÚÑIGA!!!”)
[3] + http://www.solteracodiciada.com/ esta es una de las tantas manifestaciones del “drama romántico” clase mediero.

domingo, 12 de febrero de 2012

Luis Alberto Spinetta (acreditado a Pescado Rabioso)-Artaud (1973)

Composición: Luis Alberto Spinetta fue quizás uno de los mejores (o el mejor) y más prolífico compositor de música popular argentino. Artaud es probablemente el disco más representativo de toda su larga y vasta carrera; en esta placa encontramos todo lo que caracterizó a su anterior banda Almendra: melodías pop acompañadas de líricas poéticas, fantásticas y surrealistas, sonido sencillo que remite al folk, así mismo el rock más directo que remite a Pescado Rabioso (Superchería, Habladurías del mundo), así como (aunque muy poca) experimentación que ya había probado en dosis leves en su primer esfuerzo solista (Spinettalandia y sus amigos). En Artaud Spinetta consigue una magnífica mezcla entre melodías pop, Rock, blues, y la ligera deconstrucción de harmonías en búsquedas de progresiones complejas, un sonido propio del “rock artístico” (art Rock) que posteriormente caracterizarían algunos de sus álbumes (Su trabajo en la banda Invisible, o experimentos Rock/Jazz con la agrupación Spinetta Jade o algunos discos solistas inclinados al Jazz, como A 18´del sol). La primera canción de Artaud, “Todas las hojas son del viento”, es un rezago de su exploración de música Pop/Folk en Almendra (sonido del cual luego la banda Sui Generis, liderada por el mediocre Charly García se apoderaría), donde una melodía fácil y agradable es acompañada por la armonía de su propia voz superpuesta y una guitarra. “Cementerio Club” es un blues cabal, cuyo “gancho” y atractivo se encuentra en la sencillez del punteo, que reemplaza así en el espacio que le correspondería a la melodía cantada (hook comercial o estribillo). “Superchería” es la primera exploración interesante de Artaud, Spinetta inicia con un rock/pop típico para deconstruirlo en un rock con un cambio de tiempo bastante marcado, pero Spinetta nunca se sale de “las reglas de juego”, en todo momento puede reconocerse el rock/blues. Esta canción tiene tres movimientos distintos, donde puede observarse con claridad lo que constituye el canon fundamental de Artaud: rock, blues, pop, todo mezclado y superpuesto (leve experimentación), usando la guitarra como bisagra para moverse cómodamente entre estilos distintos. “La sed verdadera” es una canción pop cuya distinción es que en el minuto final se traiciona a sí misma, reemplazando la melodía por sonidos ambientales (podría ser un aeropuerto); más que experimental, su verdadera función es la de abrir paso a la pieza central de Artaud: Cantata de puentes amarillos. En esta canción podemos ver una de las originales influencias de Artaud, que (sin sorprender) nunca ha sido mencionada por virtualmente todos los críticos latinos de música: Stormcock de Roy Harper (1971). Es indudable que Spinetta, un músico en búsqueda constante de nuevos sonidos, había escuchado este disco; probablemente la razón por la que los críticos nunca lo han mencionado (o ni siquiera lo han pensado) como una de las influencias mayores del Artaud de Spinetta, es porque Cantata de puentes amarillos –la canción más lograda de Artaud, y la que remite más al Stormcock de Harper- inicia como una composición blues/progresivo, y Harper está totalmente inmerso en lo que es la tradición folk/progresivo. Lo que Spinetta tomó de Stormcock fueron los magníficos puentes que Harper logra dentro de una misma canción, creando mini-suites donde el compositor puede integrar lo que desee, en el caso de Spinetta el blues. A partir del minuto 4:27 hasta el posterior “mini climáx” (de esa mini-suite) y posterior cambio, podemos oír con toda claridad la influencia de Harper, quien se cierne sobre el Artaud como una sombra, no en colores, pero si en formas. Spinetta logra sacar adelante, salpicándole su propio color y humor, una pieza de 9 minutos que es básicamente un folk-blues progresivo, sin lugar a dudas una de las canciones más importantes de todo el menú de lo que es llamado rock latino. Artaud continua con “Bajan”, un hermoso rock suave conducido por el bajo y pintado por el punteo de guitarra. En “Starosta, El Idiota”, podemos observar una segunda influencia del Artaud que (nuevamente sin sorprender) jamás ha sido mencionada por virtualmente ningún crítico latino de música al hablar de Artaud, el Faust (1971) de Faust. El faust, un disco clave del Krautrock (y uno de los discos de rock más influyentes de todos los tiempos, quizás tan sólo segundo después del primer disco de Velvet Underground), puede parecer –para quienes estén familiarizados con el disco-, una exageración; sin embargo en Starosta la evidencia es directa, de hecho Spinetta hace el mismo truco de estudio que hicieron los Faust, sobre un sonido de piano atonal, y un disco en reversa, y luego de un llanto de bebé (que remite un nacimiento, sobre esto volveré más adelante) se puede escuchar durante breves segundos a los Beatles cantando su infame “she love you yeah yeah yeah” (probablemente la frase más representativa de la superficialidad de la música pop en general, y de la mediocridad de los Beatles en particular). Lo que Spinetta nos está queriendo decir es que está, metafóricamente, “matando” su lado más pop, aquel que lo caracterizara durante su paso en Almendra, así como su lado de rock directo, que lo caracterizara durante su paso por Pescado Rabioso. Efectivamente el Artaud cerraría una puerta pues el siguiente disco de Spinetta sería Invisible, con la banda de mismo nombre, un disco de rock/jazz progresivo. Mi teoría es que Spinetta, un gran músico siempre ávido y con sed de novedad, no podía seguir explorando por el reducido y mediocre campo de la melodía y estructura pop. Remitiéndome a lo que dije en un principio, y aclarándolo, el Faust tiene más influencia en la aproximación de Spinetta a la música, que una influencia directa sobre ella. Spinetta quería experimentar, pero sin alejarse de la música estructurada y de sus propias raíces: el pop, rock y blues. Qué mejor forma de “dar nacimiento” (el bebé que puede escucharse) a esta nueva aproximación a la música, que “asesinando” a uno de sus propios héroes del pasado: Los Beatles. Frente a la avalancha de progresiones complejas del llamado art rock (iniciado por King Crimson), así como las distintas experimentaciones que se estaban dando entre los verdaderos músicos alrededor del mundo, Spinetta no quería quedarse atrás. Finalmente tenemos el cuadro completo, Spinetta en Artaud remoja una seria de (buenas) melodías pop en una aproximación a la música exploratoria, no quería quedarse con el “coro estrofa-coro”, sino darle algo más (cambios de tiempo bruscos, estructuras algo más complejas), y envolverlo todo en rock y blues. La producción del disco da énfasis al bajo y batería, el sonido de la guitarra y voz (mayores conductores de la melodía) se encuentran “opacadas”, sonido que debió haber buscado el propio Spinetta en esta nueva aproximación a la música, y que es parte de la razón por el que se ha elevado a status de culto a este disco. Es, en definitiva, uno de los discos más interesantes e importantes del rock latino

8/10

Ejecución: Luis Alberto Spinetta es el músico principal durante todo el disco, en canciones como Cantata de puentes amarillos es el vocalista y único músico. Lo acompañan correctamente algunos ex integrantes de su banda Almendra, y en un par de canciones su hermano Gustavo Spinetta en batería.

7/10

Originalidad: Hemos visto ya algunas de las influencias de Spinetta a lo largo del Artaud, Spinetta logra un disco donde confluye y se unen de forma original una serie de influencias pasando desde el pop/folk, rock, blues, hasta la leve experimentación.

7/10

Líricas: Spinetta caracterizó toda su carrera musical por las líricas que acompañan a sus composiciones. Estrofas como: “Toda toda la ternura me darás/si te ofrezco ser/parte de tu cuerpo/y ya al acariciarme me darás/los espejos que son de tu día del alma (Habladurías del mundo)”, son verdaderas joyas de poesía fresca y juvenil. Spinetta en sus poemas es tierno e íntimo. En Artaud Spinetta lleva su inventiva lírica a un nivel surrealista (inspirado, por supuesto, en el poeta que da título a la placa, así como a una conglomeración de artistas surrealistas y expresionistas), por momentos de mucha fuerza (“Que sólo y triste voy a estar en este cementerio”-Cementerio Club), o experimentales (“Clavo, coito, Dios, temor, mujer, por.”-Por). Un poeta en el mejor momento de su poesía desfila por los sonidos de Artaud.

9/10

Valoración personal: no es sólo uno de los discos más importantes del rock latino, sino también uno de los más logrados, eclécticos, interesantes y hermosos del pobre canon latinoamericano. De alguna manera (guardando las distancias del caso), el Artaud de Spinetta es tan representativo para el rock Latino como lo es el Astral Weeks de Van Morrison para el rock en general. Uno de mis discos favoritos del rock en español. Luis Alberto Spinetta, uno de los pocos compositores importantes de rock latinoamericano, falleció el 8 de febrero del 2012, deja un amplio legado musical y lírico.

9/10

Puntaje general: 8/10


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sábado, 13 de agosto de 2011

Soda Stereo – Canción animal (1990)


Composición: Algunas influencias son tan fuertes que es difícil, o imposible, librarse de ellas. Pueden llegar a ser una carga molesta. Quizás la pregunta a la que le tenía más miedo Gustavo Cerati cuando estaba en vida, haya sido ¿cuál es tu mayor influencia musical? Gustavo Cerati y compañía forjaron una comercialmente exitosa (vendieron más de 7 millones de copias en Latinoamérica) carrera musical plagiando sin vergüenza y sin remordimientos a la banda Irlandesa U2, y añadiendo a la mezcla una multitud de influencias de otas bandas, donde destacan The Police y The Cure. Para poder entender el sonido de Soda Stereo, es necesario hacer una cronología temporal al lado de U2, para terminar en la placa que es motivo de esta reseña, que es acaso la placa más “lograda” y la que define el sonido de Soda Stereo, Canción Animal. Entre 1980 y 1983 U2 da a luz tres placas, Boy, October y War, esta última contiene dos piezas que definirían el sonido de U2 de los ochentas: Sunday Bloody Sunday y New year´s day. U2 forjó un sonido que se caracterizaba por alargar el sonido de la guitarra para asemejarlo a ondas rebotando en latas de metal, jugar con este sonido sobre una base de batería cuya función era la de acompañar y dar forma a una melodía pop y un estribillo pegajoso; la atención era dividida entre la orientación guiada por guitarra (como otras bandas guiadas por guitarra de los ochenta, pienso en Smiths) y la voz particular de Bono (que a algunos puede encantar y a otros parecer intolerable), que, por lo menos en estos primeros discos, se orientaba a la canción protesta (siendo la emblemática Sunday Bloody Sunday). Cerati, tan hábil como pobremente, ingiere el sonido de U2, se obsesiona, lo engulle, lo digiere y escupe U2 para Latinoamérica. Pero Cerati lanza su primera placa, Soda Stereo, en 1984, la dictadura militar en Argentina había acabado en 1983, ya no había de qué gritar, de qué quejarse, frente a qué mostrarse rebelde, mas Cerati quería emular a su progenitor (Bono y compañía, obviamente), así es que incluye piezas como “Quiero ser del Jet-Set”, o “Sobredosis de TV”, que son quejas adolescentes, benignas, rebeldías contra un enemigo abstracto, que no obstante, le sirvieron para sellar el pacto. Soda Stereo no nace después de la dictadura militar por coincidencia, Soda Stereo explota un sonido digerible para una masa de jóvenes dispuestos a consumir estribillos pop de lo que había sido percibido y vivido como una opresión. Soda Stereo es el resultado y el reflejo de una época y sociedad herida, que sólo quería divertirse pero en el intento sonar interesantes. Vale la pena mencionar que en Argentina la renuencia por hacer llegar una voz de protesta verdadera, ya sea a la dictadura o alguna causa puntual, siempre estuvo presente en sus artistas. En Argentina primó la sed de éxito comercial, reciclados de música anglosajona (Charly García hizo una carrera plagiando las melodías pop dirigidas a adolescentes de Los Beatles y otros, etc), por sobre una protesta verdadera. Teniendo esto en claro, podemos retornar a la labor que Cerati desarrolló en los ochenta, a partir del éxito (comercial, más no musical) de su primera placa, Soda Stereo, los U2 sacan el disco emblemático The Unforgettable Fire, y Cerati, sin querer quedarse atrás, se pone manos a la obra a la búsqueda de ese gran disco emblemático: Nada Personal, Signos, Doble vida. Todos estos discos (comercialmente, más no musicalmente) exitosos. Atiborra y explota las radios de sencillos pegajosos, para masas de adolescentes y jóvenes góticos, confundidos, incomprendidos, jóvenes pop: Cuando pase el temblor (plagio de la canción "The bed´s too big without you", de The Police), Persiana Americana, En la ciudad de la furia (esta última líricamente reminiscente a “Where the streets have no name”, lanzada por U2 un año antes, una versión latinoamericana de la gran ciudad sin principio o fin, sin nombre, sin identidad, reflejada en el individuo sin principio o fin, sin nombre, sin identidad, etc.). Pero los U2 -para beneplácito de Cerati- sacarían en 1987 su segundo disco emblemático de los ochenta, The Joshua Tree, entonces Cerati, sintiéndose casi satisfecho por haber logrado en tres placas sacar suficientes sencillos como para igualar en algo al Unforgettable Fire, decide ponerse en la búsqueda del sonido de ese nuevo grial (The Joshua Tree, duh!). Los U2 incorporaron al sonido experimental logrado junto a Brian Eno, un sonido más fuerte, un poco más rudo, la respuesta de los Soda Stereo fue Canción Animal. Predominan las guitarras con “sonido filudo”, líricas “abstractas”, y la voz de Cerati impostada y grandilocuente (¿alguien dijo Bono?). La canción “Té para tres” plagia del sonido poco pulido de Spinetta. La canción “Hombre al agua” plagia la pista de bajo (aletargando el tempo) de Livin´ on a prayer (1986) de Bon Jovi. El éxito comercial “De música ligera” plagia el Riff y base de bajo de Michelle (1986) de la banda Clan of Xymox. El éxito comercial de De música ligera atravesaría casi una década, y volvería a las radios en 1997, en una versión en vivo que además de U2, absorbe un poco del sonido Grunge noventero. A este disco-plagio –Canción animal- los críticos latinoamericanos lo han llamado “uno de los discos más representativos, importantes y emblemáticos del Rock en español”, y luego se toman un Martini, se chupan el dedo y ponen la radio para escuchar el nuevo hit argentino. En este disco no hay nada que destacar, como no sea la confluencia de plagios. En serio.

3.5/10

Ejecución: en Soda Stereo no hay músicos destacados, la voz de Cerati puede resultar “sensual” o “profunda”, o, si quieren, “profundamente sensual” para algunas jóvenes. A mí me suena argentina, es decir, mal hablada y cacofónica.

3.5/10

Originalidad: ¿No ha quedado claro? entonces tenemos que alzar la vista en el tiempo un poco más allá del disco Canción Animal para terminar de pintar el cuadro de Soda Stereo. En 1991 –para beneplácito de Cerati- U2 sacaría el disco Achtung Baby, ¿cuál fue la respuesta de Cerati, quien tenía que hacer su tarea y ponerse al día? En 1992 saca el disco Dynamo, que (esto es realmente una sorpresa), imita la exploración electrónica del Achtung Baby, ¿extraño no? U2 saca Achtung Baby donde explora sonidos electrónicos, un año después Soda Stereo saca Dynamo que explora sonidos electrónicos…mmm. El 29 de Junio de 1995 Soda Stereo puso en rotación en la radio la canción “Ella usó mi cabeza como un revolver”, donde predomina el riff pesado de bajo y guitarra, y la batería como marcha fúnebre o marcha enérgica con un violín como acompañamiento perfecto a una canción oscura. U2 el 5 de Junio de 1995 había sacado el sencillo “Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me”, grabada en 1994, en esta canción predomina el riff pesado de bajo y guitarra, y la batería como marcha fúnebre o marcha enérgica con un violín como acompañamiento perfecto a una canción oscura. Esperen, esperen… Déjà vu. En esa misma placa, Sueño Stereo, el sencillo "Zoom" es un plagio de la canción New York Groove (1975) de la banda Hello. Ese sería el último disco de los Soda Stereo, quienes se cansaron de plagiar.

-1/10

Líricas: Cerati dijo en una oportunidad que él no estaba interesado en las líricas, sino en “jugar con sonidos”. Te creemos Cerati, te creemos. En “De música ligera” quizás logra sus mejores líricas en toda su carrera musical, sin proponérselo consiguió imágenes fuertes (“Algún tiempo atrás pensé en escribirle/que nunca sorteé las trampas del amor…no le enviaré cenizas de rosas/ni pienso evitar su roce secreto”). Pero una golondrina no hace la primavera.

2.5/10

Valoración personal: De Cerati me gusta la canción “Sudestada” porque me evoca un bonito recuerdo, y no me disgusta del todo algunos de sus sencillos si regreso en taxi de madrugada y en la radio está sonando.

4/10

Puntaje general: Esta banda, que casi podría ser llamada banda de covers, siguió llenando estadios mucho después de su disolución y sus muchas “despedidas”, como un encore gigantesco que resume su discografía y la falta de criterio del público latinoamericano. Gustavo Cerati se encuentra actualmente en coma. Espero que algún día pueda recuperarse por su bien, el de su familia y sus seguidores, pero también espero que no siga haciendo música. Resulta intolerable.

2.5/10

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martes, 9 de agosto de 2011

Inmortal Technique - Revolutionary Vol. I (2001)


Composición: Sobre una base de loops y beats, Inmortal Technique (el pseudónimo de Felipe Andrés Coronel, un peruano que migró a EEUU con su familia a los 2 años de edad, huyendo del inminente conflicto interno) utiliza la plataforma musical como una excusa para desenvolver sus explícitas y largas líricas; musicalmente completamente instalado en la tradición del Hip-Hop y rap, IT le debe, quizás más que a nadie, su sonido a los primeros discos de Wu-Tang Clan (Enter the Wu-Tang (36 Chambers)(1993), Wu-Tang forever (1997)), salpicando su alfombra de beats y sampleos con arreglos que recuerdan a campanas, cuerdas orientales y otros artilugios que buscan imitar un “sonido oriental” (Dominant Species) al mejor estilo de los Wu-tang (quienes estaban obsesionados con el Kung fu, una forma cuasi artística de sublimar su agresividad), para este efecto echa mano desde campanas, a violines en repetición (loops) y sampleos tocados a la inversa. ¿Suena oriental? Bueno, por momentos suena a lo que la imaginación occidental considera que es oriental, suena tan oriental como sonaría un chino rapero proxeneta molesto en el barrio chino de Nueva York, improvisando líricas contra la banda opositora que le ha robado a sus “bitches”. A esta base salpíquenle notas en piano repetidas, y alguna reminiscencia de flow latino (No me importa W Cuts Dj Blank Panther): el sonido de IT. En otros momentos del disco su sonido recuerda más al hip-hop-pop de Eminem (Positive Balance Feat Big Zoo), en muchas progresiones recuerda más a Rob Dougan, quien sin embargo tiene una mejor intuición para la composición. En Dance with the Devil, el corte más logrado del disco (y un semi-himno del hip-hop underground), interpola sampleos de piano clásico. IT, como la gran mayoría de raperos, funciona cuando encuentra un loop hipnotizante, las más de las veces bastante radio-friendly, algo frente a lo cual, sin embargo, IT cree revelarse; quiere bombardear el “negocio sucio de las compañías musicales” (y con ello embargar su sonido de fácil digestión), pero se muere de ganas de ser escuchado por todos y cada uno de los negros y latinos del hood. Quiere ser admirado por exactamente lo mismo que están haciendo los demás raperos, pero aduciendo libertad por no contar con un contrato, por lo cual exige mayor respeto; habría que respetarlo cuando componga algo interesante.

4/10

Ejecución: ¿Realmente qué tan difícil puede ser crear y recrear este sonido en una laptop y la ayuda de un dj medianamente decente? Por otra parte, IT es uno de los pocos raperos que puede entregar líricas rapeadas con tanta ferocidad, al mejor estilo de los mejores momentos de los Wu-Tang (algo que no han logrado desde 1997).

5.5/10

Originalidad: en esta placa hay tanta originalidad como en los comerciales por televisión sobre instrumentos para trabajar el abdomen.

2.5/10

Líricas: Las intención verdadera de IT, los beats no son sino una excusa para dar a conocer su visión revolucionaria (Revolutionary Vol. I, duh), anti capitalista, y mandarse con el rollo moralista de todo rapero del gueto (“Yo fui malo, pero aprendí y ahora soy bueno (o lo intento), no bailes con el diablo porque terminarás perdiendo, toma mi palabra, tiene valor porque mi madre fumaba crack, mi novia era prostituta, y he estado en balaceras, soy un malo arrepentido y tienes que creerme porque lo he vivido, blablabla”). IT es explícito, directo, y crudo, con un lenguaje que puede ser entendido por todos, no se muerde la lengua sobre ningún tema que quiera tocar. El mérito está en decir lo que quiere, aunque ciertamente la más de las veces hable cosas de plano ridículas, quiere sorprender siempre con información sacado de la manga en teorías de conspiración, dando a entender que es alguien leído, y que por eso ahora “puede ver la verdad” (dando datos sobre la crueldad norteamericana y su ambición capitalista), IT podría estar absolutamente en lo correcto (o podría, más probablemente, no estarlo), pero en su auto-admiración (donde, recordemos, quiere pintarse como alguien leído y con experiencia callejera, una mezcla de pandillero feroz con intelectual con estilo) se le va la mano y termina insultando a la misma gente que quiere “proteger”. Algunas letras de IT son más que líricas de rap, verdaderos manifiestos (torpes) largos. Por su preocupación con el contenido lírico cumplo con poner el manifiesto completo de uno de sus cortes, The poverty of Philosophy:

Most of my Latino and black people who are struggling to get food, clothes and shelter in the hood are so concerned with that, that philosophising about freedom and socialist democracy is usually unfortunately beyond their rationale. They don't realize that America can't exist without separating them from their identity, because if we had some sense of who we really are, there's no way in hell we'd allow this country to push it's genocidal consensus on our homelands. This ignorance exists, but it can be destroyed.

Niggas talk about change and working within the system to achieve that. The problem with always being a conformist is that when you try to change the system from within, it's not you who changes the system; it's the system that will eventually change you. There is usually nothing wrong with compromise in a situation, but compromising yourself in a situation is another story completely, and I have seen this happen long enough in the few years that I've been alive to know that it's a serious problem. Latino America is a huge colony of countries whose presidents are cowards in the face of economic imperialism. You see, third world countries are rich places, abundant in resources, and many of these countries have the capacity to feed their starving people and the children we always see digging for food in trash on commercials. But plutocracies, in other words a government run by the rich such as this one and traditionally oppressive European states, force the third world into buying overpriced, unnecessary goods while exporting huge portions of their natural resources.

I'm quite sure that people will look upon my attitude and sentiments and look for hypocrisy and hatred in my words. My revolution is born out of love for my people, not hatred for others.

You see, most of Latinos are here because of the great inflation that was caused by American companies in Latin America. Aside from that, many are seeking a life away from the puppet democracies that were funded by the United States; places like El Salvador, Guatemala, Peru, Colombia, Nicaragua, Ecuador and Republica Dominicana, and not just Spanish-speaking countries either, but Haiti and Jamaica as well.

As different as we have been taught to look at each other by colonial society, we are in the same struggle and until we realize that, we'll be fighting for scraps from the table of a system that has kept us subservient instead of being self-determined. And that's why we have no control over when the embargo will stop in Cuba, or when the bombs will stop dropping in Vieques.

But you see, here in America the attitude that is fed to us is that outside of America there live lesser people. "Fuck them, let them fend for themselves." No, Fuck you, they are you. No matter how much you want to dye your hair blonde and put fake eyes in, or follow an anorexic standard of beauty, or no matter how many diamonds you buy from people who exploit your own brutally to get them, no matter what kind of car you drive or what kind of fancy clothes you put on, you will never be them. They're always gonna look at you as nothing but a little monkey. I'd rather be proud of what I am, rather than desperately trying to be something I'm really not, just to fit in. And whether we want to accept it or not, that's what this culture or lack of culture is feeding us.

I want a better life for my family and for my children, but it doesn't have to be at the expense of millions of lives in my homeland. We're given the idea that if we didn't have these people to exploit then America wouldn't be rich enough to let us have these little petty material things in our lives and basic standards of living. No, that's wrong. It's the business giants and the government officials who make all the real money. We have whatever they kick down to us. My enemy is not the average white man, it's not the kid down the block or the kids I see on the street; my enemy is the white man I don't see: the people in the white house, the corporate monopoly owners, fake liberal politicians those are my enemies. The generals of the armies that are mostly conservatives those are the real Mother-Fuckers that I need to bring it to, not the poor, broke country-ass soldier that's too stupid to know shit about the way things are set up.

In fact, I have more in common with most working and middle-class white people than I do with most rich black and Latino people. As much as racism bleeds America, we need to understand that classism is the real issue. Many of us are in the same boat and it's sinking, while these bougie Mother-Fuckers ride on a luxury liner, and as long as we keep fighting over kicking people out of the little boat we're all in, we're gonna miss an opportunity to gain a better standard of living as a whole.

In other words, I don't want to escape the plantation I want to come back, free all my people, hang the Mother-Fucker that kept me there and burn the house to the god damn ground. I want to take over the encomienda and give it back to the people who work the land.

You cannot change the past but you can make the future, and anyone who tells you different is a Fucking lethargic devil. I don't look at a few token Latinos and black people in the public eye as some type of achievement for my people as a whole. Most of those successful individuals are sell-outs and house Negros.

But, I don't consider brothers a sell-out if they move out of the ghetto. Poverty has nothing to do with our people. It's not in our culture to be poor. That's only been the last 500 years of our history; look at the last 2000 years of our existence and what we brought to the world in terms of science, mathematics, agriculture and forms of government. You know the idea of a confederation of provinces where one federal government controls the states? The Europeans who came to this country stole that idea from the Iroquois LEAGUE. The idea of impeaching a ruler comes from an Aztec tradition. That's why Montezuma was stoned to death by his own people 'cause he represented the agenda of white Spaniards once he was captured, not the Aztec people who would become Mexicans.

So in conclusion, I'm not gonna vote for anybody just 'cause they black or Latino they have to truly represent the community and represent what's good for all of us proletariat.

Porque sino entonces te mando por el carajo cabron gusano hijo de puta, seramos libre pronto, viva la revolucion, VIVA LA REVOLUCION!”.

5/10

Valoración personal: IT es uno de los raperos más directos y agresivos en su estilo, algunos loops llegan a generar una repetición y gusto por el sonido. Pese a todas las debilidades señaladas, IT puede resultar una buena opción para un día que quiero oír Hip-Hop, me gusta más de lo que vale.

7/10

Puntaje general: 4.8/10

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domingo, 7 de agosto de 2011

Agalloch- The Mantle (2002)


Composición: Agalloch divide en esta placa su sonido, entre un metal fuerte caracterizado por riffs pesados y la voz impostada de John Haughm (voz, guitarra, batería) con el típico tono de los actos de metal fuerte, y un sonido melódico que bien pueden ser tildadas de piezas atmosféricas. Esto lo condimentan con guitarras acústicas a través de todo el álbum, arreglos grandilocuentes de orquestación, campanas u otros detalles esparcidos a través de las piezas de mediana duración. Ejemplifica y resume el sonido del álbum (pero no lo gasta) “…and the great cold of the earth”. La habilidad de la banda para crear estructuras progresivas complejas se aprecia en “In the shadow of our pale companion”. Logran una mezcla de un sonido fuerte y un tono melódico que fluye y puede apreciarse tanto por metalheads como por oyentes acostumbrados a piezas melódicas. Lo conseguido en esta placa es muy logrado, y con la excepción de “The Hawthorne passage” que pudieron reducir a una pieza más solida (e impecable) de 8 minutos, probablemente el disco entero no tenga puntos realmente débiles. La estructura del álbum es también sólida, sostenida sobre 4 piezas instrumentales (A Celebration For The Death Of Man... (1), Odal (3), The lodge (5) y The Hawthorne passage (7) (esta última contiene sampleos de voz)). Como se observa se ha prestado atención hasta al detalle de la posición de las piezas dentro del disco, dejando el cuerpo musical en los 4 primeros números impares (para quienes gustan de abusar de las matemáticas en la música), y sobre esta base musical se yerguen las piezas destacadas (In the shadow of our pale companion, I am the wooden doors, …and the great cold of the earth).

8.5/10

Ejecución: Como suele ocurrir en los actos de música Metal importantes, los músicos destacan en cada uno de sus instrumentos, poniendo énfasis en la ejecución con un esfuerzo impresionante; destaca la sencilla belleza de las cuerdas acústicas que son finalmente las que llevan al sonido particular que consigue Agalloch.

8.5/10

Originalidad: Esta placa de Agalloch probablemente le deba más su sonido a grupos de post Rock como Godspeed You! Black Emperor, que a la gran tradición y subgéneros de música metal. Básicamente envuelven o remojan el metal que practican en piezas largas atmosféricas, y lo fusionan con el talento destacable de los integrantes.

7.5/10

Líricas: El disco entero está inspirado en visiones y emociones Nietzscheanas, y de hecho parecen dialogar con sus escritos e incluso corregirlo: “Here at the edge of this world/Here I gaze at a pantheon of oak, a citadel of Stone/If this grand panorama before me is what you call God. . ./Then God is not dead” (In the shadow of our pale companion), quieren hacerle ver a ese semi-Dios poeta, Nietzsche, que ellos abren y cierran los portones de madera no para conquistar el poder, el mundo de acá, sino para llegar al mundo de allá con la voluntad y el espíritu intactos: “I wish to die with my will and spirit intact/The will that inspired me to write these words/Seek not the fallen to unlock these wooden doors” (I am the wooden doors). Pero inevitablemente la muerte, que es la otra cara de la moneda de la vida, gana por sobre la voluntad y el amor, el mundo, finalmente, sigue siendo un éter, un espacio desconocido que flota sobre una gran nada a donde nos dirigimos, así las últimas líneas del disco resumen la pintura: “Lost in the desolation of life/The path that we walk...” (Desolation song). Un esfuerzo formidable por parte de los Agalloch que sin embargo a veces cojea de pomposidad y pretensión.

7.5/10

Valoración personal: Un gran disco, al cual, personalmente, le hubiera quitado la voz impostada de “metal fuerte” y hubiera aumentado los riffs pesados para darle el espíritu grave que buscaban con la voz. El “truco” de usar la voz como un instrumento musical que asemeja un alma poseída en el metal, lejos de sonar convincente o generar las emociones que busca (angustia, miedo, tensión, entre otros), no genera sino displacer (sin ser esto último algo buscado particularmente en esta placa).

7.5/10

Puntaje general: 7.9/10

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Phideaux – Snowtorch (2011)


Composición: Phideaux continúa con la exploración de sonidos ricos iniciados en Doomsday Afternoon (2007). La pieza central y maestra, y quizás una pieza universal del rock progresivo sinfónico, espacial y psicodélico es la que le da nombre al título (Snowtorch pt. I), esta sola pieza va a ser escuchada, digerida, entendida, estudiada en décadas por venir por cualquier músico con aspiraciones en el rock progresivo. La pieza se divide en cuatro movimientos claramente definidos (“Star of Light", "Retrograde", "Fox on the Rocks", "Celestine”) que se desenvuelven una tras la otra de forma natural y hermosa. La voz de Phideaux entra en diálogo con la de Ariel Farber (Violin, voz) sobre una base musical magistral que presta atención al mínimo detalle, con arreglos tan destacados que, en contraste, ponen en evidencia todo lo que está mal en la música popular y su mega producción. Continua la pieza con un diálogo (más una discusión alturada) entre la guitarra y el teclado, hasta que se “entromete” el saxofón para poner fin a la discusión, finalmente en un último movimiento durante el último minuto el órgano y la guitarra vuelven a conversar para dejarse dicho que aun tienen cosas que conversar más adelante. Snowtorch pt. I es algo cercano a lo que la musicalización de un orgasmo prolongado puede llegar a sonar. El disco continúa con Helix, una melódica y destacada canción corta bellamente vocalizada por Ariel Farber. El lado débil empieza en la segunda mitad del disco. Si bien la exploración de sonidos y la creación de diálogos entre los instrumentos continua, parece que las composiciones de Phideaux se hubieran quedado sin ideas, y Snowtorch pt. II parece más bien un reprise de la pt I. Consta de 3 movimientos (“Blowtorch Snowjob", "Fox Rock 2", "Coronal Mass Ejection”), que inician con guitarra acústica para adentrarse en un sonido más denso que la primera mitad del disco, donde la guitarra y el órgano discuten ahora con mayor intensidad y se le da mayor cabida al sonido de la batería. Farber cumple en entregar las primeras vocales con la misma melodía del segundo movimiento de la primera parte de Snowtorch, para continuar luego explorando otros sonidos. El diálogo vocal ahora es dado entre Farber y un coro; Phideaux retorna a escena para entregar un canto bucólico sobre una guitarra que asemeja más bien a un llanto melancólico que es una sombra de lo que la primera parte de esta pieza representa. En el movimiento final el diálogo entre Farber y el coro se intensifica y termina por ser la parte más destacada de la segunda mitad del disco. La placa tiene un cierre con “.”, un himno optimista y minimalista necesario después de tanta intensidad. Cabe aclarar que el hecho que la segunda mitad sea débil en relación a la primera no significa que sea mala, es débil en comparación a una obra maestra, por otra parte la brevedad del disco, que básicamente es una pieza musical larga con un intermedio (Helix), me hace pensar que Phideaux se adelantó en sacar un disco entero, cuando pudo esperar, pulir y añadirle una pieza musical más para concretar el trato y convertir esto en la pieza maestra de todos los tiempos que pudo llegar a ser. Snowtorch pt. I merece 9.5 en composición, pero el disco total no.

8.5/10

Ejecución: Todos y cada uno de los músicos que participan en esta placa, empezando por Xavier Phideaux (compositor principal, vocales, guitarra, piano), son destacados en sus áreas, y logran, además, una armonía entre ellos pocas veces oída. Esto es aun más destacable teniendo en cuenta que estos son músicos amigos, que iniciaron el proyecto gracias a su amistad, y no son músicos reclutados por su versificación en los instrumentos.

8.5/10

Originalidad: Phideaux se yergue en la tradición del rock progresivo sinfónico (Yes, Genesis) y las piezas atmosféricas psicodélicas de Pink Floyd y Camel, con toques de folk progresivo consiguiendo una mezcla personalizada de esta receta. En muchos casos supera a Pink Floyd, y en todos los casos es superior a Genesis.

8.5/10

Líricas: Snowtorch es un disco concepto que trabaja sobre el diálogo que sostienen un meteorito con un planeta que va a ser destruido (podría ser el nuestro). Esta es una interpretación personal y bien pueden hallarse diversas interpretaciones para las líricas surrealistas contenidas; en cualquier caso las líricas están bien construidas en lo que se asemeja a un poema épico que esconde su significado con imágenes interesantes. Al final la destrucción es no requerida y violenta (I need you to know you will die /And not very nicely — surprise! /I know what you need /I promise you, when we get through /You might not believe but I tried /Your head will scream: divide with me /Emerge like a new butterfly (Snowtorch pt. I)), pero necesaria y sabia (Every god is a letdown /All heroes are false /So there ends the lesson /It’s a hell of a course (Helix)).

8/10

Valoración personal: Phideaux es uno de los artistas de música progresivas favoritos míos, destaca de sobremanera en este disco la composición, pero lo que frena un poco el total logro de la placa es la voz del propio Phideaux que puede resultar afectiva pero no necesariamente en un sentido positivo. De cualquier manera un disco imprescindible.

8.5/10

Puntaje general: 8.4/10

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